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Mostrando entradas de 2017

Líquido.

Hay una posibilidad. De las que no manchan, de las que se van sin desgarrar. Se disipa rápido y cuanto más la aprieto, menos se define. No quiere limitarse, no se deja condenar al agitado tumulto que deriva de la mezcla. Como leche sobre té, como fuego sobre sed. Las alas no ayudan a bajar, Gravedad está orgullosa de permitir solo el descenso. El remolino soy yo, el ruido no me pertenece. Mi velocidad de escape es un número dispar.

De cuando el frío llega a quemar.

No se me anticipó, tampoco lo hubiera creído. Solo era un murmullo, un eco vago, empeñado en permanecer oculto entre las partes más afiladas, en las zonas más oscuras allá donde habitan las esencias. Al último trago también se llega, siempre se llega, y todo se reduce a irse a pique o aprender a nadar de otra forma. Primero te di a luz, perdiendo más sangre de la que tengo. Luego memoricé la forma en que tus cejas se unen con tus sienes y el precipicio que separa tu barbilla de tu ego. Y no sin mirar atrás, te dejé marchar flotando como Moisés por el Nilo.

Clavículas.

Me digo siempre las cosas primero a mí misma. Siempre las mismas cosas. Siempre en el mismo espejo. Acto seguido, te las digo a ti, en el reflejo de lo que te enseño y lo que me dejo. Tengo las uñas más largas que nunca, lás costillas más apretadas que antes, muchas cosas me las he dejado en ti y todas las demás han cambiado, se han adaptado a la adversidad que reside en confiar, en necesitar solo de lo que falta. Se me vacía el estómago por pensarte, estoy matándonos para que se me vaya la mente en hablarte. Aléjate de las líneas de fuego, de las esdrújulas limitantes pero quédate cinco minutos más cantando al escucharte. Voy a encender otro cigarrillo, espero de verdad que no me estés oyendo. Quiero saber qué harías si todo volviese a ti, si todos los equilibrios que rompes, se vengasen a la vez precipitando también a tus hombros hacia la peligrosa proximidad del subsuelo. Estoy enamorada de los hombres que se mueren, de las mujeres que renacen, de lo q

Caleidoscópica

Me invento sentimientos dentro de mi cabeza que no existen, pero que sí se sienten. Es todo siempre un proceso de deducciones extenuantes, inútiles, vacías y que no llegan a ningún puerto. Solo saben quedarse estancadas, arremolinadas, siempre cerca y nunca lo suficiente. Que me da a mí que voy a tener los pies helados para siempre. Que ocultarme de todo es un escudo imaginario. Me gustarían muchas cosas. Verte aparecer en el preciso instante en que la copa se vacía. Parecer siempre distante, fría, pero a la vez expectante ante un posible cambio que nunca llega. Y quedarme a hablar. Pero de nuevo hay alguien más escuchándonos. Mejor llama a emergencias, que mi consciencia me retiene como rehén.

Miss Misery

Me torturo a mí misma de muchas maneras. A ti pues harina del mismo costal, pero no te das cuenta. Nunca. De nada. Eres como el leño de la señora de Twin Peaks solo que tú tienes codos y hablas un poquito más que él. El problema es que dices muy pocas cosas y conmigo es sustancia o nada. La calma es para los malos. Decidir es limitarse -aunque tú eso lo sabes mejor que yo-, definirse también y a eso vengo: a cuestionarme qué me define y por qué. ¿Qué permito que sea determinante? Porque si una cosa está clara es que, por desgracia, mis preferencias en lo que a bebidas espirituosas respecta, no son un detalle muy descriptivo (vino). Yo esta noche quería dormirme tempranito y mira lo que me haces hacer. ¿Qué de todo lo que soy es algo mío? ¿Qué he absorbido tanto que se parece a mí? ¿Cuántas capas tiene mi cebolla interna y cuántas están contaminadas? Quiero borrar mi vida toda y hacerme experimento social y encontrar respuestas para preguntas que, de ser así, no me habría plan

Between the bars

Sueño con morirme desde que tenía 13 años. No confío en nadie que no contemple su propia insignificancia existencial más de dos veces al día. O a la noche. Sueño con saber lo que sé sin acarrear las consecuencias que conviven con ello, pero sácame de casa esta noche, que lo llevo mal y voy a fingir agradecérselo todo a ese mechero amarillo tuyo. Sueño con empezar de nuevo, ya sea en la inexistencia o con una identidad falsa y una cara nueva. O con otra esencia. Puede que hasta siendo una de esas personas felices y funcionales que tienen buen humor por la mañana y van a una clase de pilates para descargar tensiones. De las que escuchan música alegre y bailan swing. De las que dices odiar pero que la praxis te refuta. Sueño con las cosas que podrías hacer, que no harás, pero que podrías. Sueño conmigo siendo y no estando. Sueño con la mecha sin incendio. Sueño con la pólvora sin explosión. Sueño contigo sin traición. Sueño con vidas paralelas. Sueño con que suenes. Sueño con v

Diatriba

Me lo he pasado bien, desangrándome desde el primer acto. Pies pequeños, labios rotos, la esencia de un instante perdida en el mar de tus antojos Eres luz pura, no permitas que te consuma mi lectura, que te diluya las capas, dejando tu armadura en las manos de lo que nunca dura, de lo que siempre dudas. ¿En qué estaría pensando cuando no te dije adiós? Te gotean los ojos, se te ramifica el alma y solo estoy yo para verlo. Demasiadas butacas llenas en las películas que creas y demasiadas vacías en las que vives. Creo que he descubierto el color perfecto, está a medio camino, entre el que te imaginas y el que es. Brisas de invierno en tonos fríos, olor a fuego. Quiero que la niebla te cubra, que no me deje verte ni siquiera cuando me empeño en encontrarte siempre hiriente, siempre afilado. Estoy a punto de volver a darle al play, pero peor. ¿Tendré alguna vez la oportunidad de verte entender?

Vientos de Otoño.

Una puede encontrarse odiando lo que todos aman. En esta clase de aprietos es preferible que no opines, pero si te obligan a confesar: no lo hagas. Es mejor vivir siempre tranquilita, escondida bajo la mentira y aterrorizada por ese fatídico día en que metas la pata y se te descubra el pastel. Todo esto te lo enseñan en primero de "cómo hacer de tu vida una farsa". Es troncal. Aunque el verdadero secreto me parece, más bien, cómo conseguir lo contrario. Eso no te lo explican ni en Youtube. Odiar es fácil. Querer duele más, pero también es fácil. Querer está más allá del bien y del mal. La verdadera dicotomía es hacer ambas cosas a la vez y la realidad es que, quitando las alcaparras, me pasa con todo. Pero hay algo mucho más difícil de llevar que todo esto. Y es que el vacío, por tentador que parezca mirándolo bajo la perspectiva del pánico al sentir, no se anda con chiquitas. El vacío es corrosivo. El vacío es difícil. Menos mal que no sabes de qué estoy hablando porq

Conections fading.

Es un trago y 45 minutos de espera. Es obtuso como tú. Es un blues con petróleo. Demuéstrame que existes porque creo que he idealizado la utopía, porque muerta la mentira, muertos los ojos. Me he mirado tanto al espejo que he llegado a creerme que mi alma reside en el reflejo, que solo se ve desde fuera, que nunca se va y siempre se queda. Arpégiame a destempo sin que las cosas bonitas suenen, sin que nada encaje. Las melodías solo las aprecio cuando ya se acaban, cuando navegan entre nubes, cuando el pretérito y no el presente las contiene. Descóseme los sueños porque se están transformando en aire que se inhala y no se respira. Sin miramientos.

New Macabre.

Pero no puedo hacer nada si todo lo que quiero es la angustia que espero. Me están cantando mi ira y mi mente sobre un lugar más allá, más tranquilo, más caliente. ¿Está tan mal? Todas las pequeñas cosas se arremolinan en círculos y, lo siento, porque ni siquiera las más lejanas son capaces de acabar con el vínculo. Enciéndeme eso. ¿Es en Júpiter o en Saturno donde habitan las conclusiones de lo absurdo? Qué suaves son tus fauces. Esas luces a tu lado te ciegan, te impiden ver a las que esperan, te dejan las mañanas sin estrellas. Polivalencia entre bambalinas, no quiero verte más que me dices que querer es poder.

Cheek to cheek.

Es impresionante cómo, a la ridícula distancia de un breve instante, tu esencia se lleva  al demonio que te destituye de tu posición de musa, desnudándote sobre el vago eco de mi mí en menor. Acabo de tener una visión muy bonita, en la que todo sale mal y sin embargo permanece igual. Llévame al cine y pega tu mejilla con la mía en cuanto salgan,  frenéticos, casi flotando, los pies de Fred. Que de poco te sirve estar rozando el cielo mientras yo sigo latiendo.

Naranja.

Cada día hay un problema nuevo. Y me parece de lo más lindo porque siempre hay algo que aprender dentro de las injusticias. Es muy ridículo, si lo analizas conmigo, que solo me quede con las nimiedades malas mientras lo bonito todo se desvanece en el olvido. No nos viene bien. Pero el problema no es el problema. El problema es el conflicto. El problema es siempre tragar sin haber masticado bien. Te prometo que para la próxima me dejo de enigmas y te lo explico. Si me sale. El condicionante que dio pie a la hecatombe. Si te oscureces mucho, cuando te apagues, te buscaré entre las estrellas. Me has salido esotérica y nunca tienes las manos frías. No me gusta sumar. Una tiene sus manías porque si no acabo de escribir antes de que se me acabe el cigarrillo, no acabaré nunca. Pero hoy es diferente. Hoy he descubierto adónde va la gente los domingos.

(De)lírico: did she jump or was she pushed?

Haz la maleta y vámonos lo antes posible. O solo antes de que nos oiga tu padre. No lo empeores, que ya nos ha visto cruzando siempre en ámbar, rozando la amargura, convirtiéndote en lastre. Pero si viene ese autobús, que nos mate a los dos que te da igual ya el parámetro desde que me dijiste -sin decirme- que te salías de la norma. No nos quiero más. Déjame creer; que las cosas sin desenlace (fin) no me gustan. Incapaz ya. Inútil hasta el plomo. Hasta los créditos y hasta el cartílago. No me gusta pensar en las cosas que quedan por pasar porque las opciones son tan injustas que me recuerdan a mí. Y mira que el nudo y el desarrollo han sido casi imposibles de sobrepasar. Pero debí haber supuesto que el capítulo 12 solo trae parálisis permanentes y cosas malas: es mi favorito. Me acorralé dentro del títere y no estoy cómoda. No hay nada que me dispense (de). Solo la pena máxima. Hasta la desintegración y más allá. Y sabes que no hay nada más terrorífico que no dejar rastro. Qui

She wears red.

There's not a way out the path's showing itself. Let's try to hide, behind a curtain of smoke, between your wrists I feel the warmth of a stroke. Come ride with me we'll lean towards the end, we'll meet the woman in red. And you'll have to run no more, for the ages have passed and the light can no longer hit you. With her clouded eyes, with her purple smell, can't you see that she wears red?

Liquor store.

Es una lucha constante. Se me ha perdido el norte. O puede que me lo haya escondido otra vez. Jugar a ganar entre tramas perversas suele tener esta clase de consecuencias. Los prolegómenos son peores. Si fuera fácil no me haría gracia. Me muevo por ver la partida desde arriba, como un ente externo, mientras te escucho poner canciones tristes de las que nunca pones. De las que dicen más de lo que quieres que se sepa. De las que tiñen de rojo la coraza de la que has decidido hacer gala. Lo bueno es que el fracaso se me ha vuelto más acogedor que el juego. Lo bueno es que me he cavado mi propio pozo, ganándome el puesto más tranquilo sobre el tablero. Que yo sé que lo tuyo es ser rey y admiras al alfil y los movimientos entresijados de tu reina. Pero la importancia del peón la ven pocos. Nadie ve intensidad en el nudo de la historia, solo hay avidez por el desenlace. El peón es el medio directo al jaque. Es una lucha constante, una meta fuera de mi alcance.

Blindsided.

Febril. Nitrógeno. No quiero saber nada. Cuando éramos críos y la vida empezó nunca hubiera supuesto que la caída sería el trayecto. Obtuso. Hecatombe. La ignorancia es premisa. Guíate por pretéritos, predetermínanos al averno. Pues siempre hay un abismo más pronunciado que sobre el que te balanceas, siempre devolviéndote la mirada, siempre rozando el casi. Ruin. Suelo. Sería la más feliz si te quedases para el té. Deja que escuche lo que no quieres decir, deja que asuma mi plata en el podio, deja que me deje. Aromático. Ruido. No quiero hablarte más. Las gotas suenan y las gotas caen. Y no me mientas que yo al fin sé que el agua en la luna no hace ruido. Cortinas.

Oblivion.

La verdad es que a veces me olvido de admirar la calidez del instante. Es algo de lo que no me doy cuenta hasta meses -o años- después. Cuando ya es tarde. Cuando las gracias ya no se dan porque son muy de psicópata obsesiva. A lo mejor me va mejor si voy aceptando eso último como premisa para todo lo que pienso. Lo que pienso fuera de tiempo. Ahora mismo me apetece recuperar tu hombro mientras Russel Crowe escribe ecuaciones en las ventanas, de fondo, creando atmósfera. Como si te hiciera falta. De vez en cuando te dejabas querer. Me gusta hacer gala de muchas cosas. De mi capacidad para soportar enormes cantidades de dolor sin rozar umbrales críticos, de lo patosa que soy, de lo bonitos que tengo los pies o de los pocos miedos que me han tocado. Pero lo cierto es que soy una persona profundamente asustada. Miedo a los lugares demasiado iluminados, miedo a los peces, miedo a los insectos, miedo a mí, miedo a lo que no puedo analizar, pero más que a nada: miedo a no recordar. Más

Horizonte de sucesos.

Desplázate despacio, las hipótesis son todas falsas. Pero nosotros somos la explosión. Matamos a los ojos en la cara del cielo mientras me niego a aceptar el crujido de la cocaína en tus huesos. En un instante está y al siguiente se va efímero y mortal, persistente y rapaz. Deprédame entre espinas úsate de tinta.

If I get high.

Muerta, muerta, muerta. Siempre en constante búsqueda. Ávidez por lo intuitivo. Hedonismo y narcolepsia, ponme a Chet Baker bajito que siempre mejor si puedo oírte a ti también. De nuevo los ciclos se muestran desnudos, negándose a refugiarse en zonas de penumbra emocional. ¿Sabes que solo sabes correr? Supongo que es algo más que tienes que enseñarme sin palabras. Yo pongo la pólvora, tú trae la traición.

He isn't true, he beats me too.

Permíteme que dude de tu consciencia etérea escondiéndose en mi nube. Traté de destapar lo que no querías dejar ver, y ante semejante paisaje solo supe correr. Pues es por algo por lo que lo oculto rehúye al juicio determinante de tu ojo adulto. Quizá la simplicidad resida en el medio de tu centro perdida y hundida, sumergida en un momento en el que ya no eras el guía. Pero prefiero que te vayas,  prefiero el lastre en singular. Júrame no volver, prométeme no ceder al acelerado grito del que solo sabe caer. Proclamo avaricia en un mundo sin sesos. Admiro armonías mientras chocan tus huesos. Denuncio cobardía en un mundo sin besos.

Fate.

No me hacen mucha gracia las predeterminaciones. Es como que destrozan todo a su paso. Le quitan el encanto todo a las cosas. Mirad Jesús, acabó en la cruz por una de estas. Bajo mi punto de vista, las profecías dejaron de estar de moda en el Renacimiento. Nostradamus nos dio pal pelo para qué negarlo. No sé si me hace más gracia el fin de el mundo o yo diciéndoos lo que está de moda y lo que no. De algo hay que morir ¿cierto? Que esa es otra, vaya trolas que soltaba allí el Michel -he buscado el nombre de pila de Nostradamus en Google- tanto intentar vaticinar tragedias y luego no daba ni una, se equivoca de año y de década y aún así le dábamos todo el bombo y luego nos quejábamos de que se lo tuviese tan creído, pues perdona que te diga Miki, pero yo hace diez años aún no sabía que existías y no es lo mismo poner en un examen de historia que la Revolución Francesa empezó en 1799 porque empezó diez años antes. Te prometo que no. Te lo predigo. ¿Lo vas captando? Acepta los errores

Pólvora y traición.

Si es que, por más que intente evitarlo, la cosa va de dagas. Llevo demasiado abrazándome y ya sabéis que contenerse es siempre un error. Pero de todas formas equivocarme es lo único que sé hacer. Se dice "painting" porque arrancarse trocitos de alma y dejarlos pegados en tela o papel duele más que tú alejándote. Y eso que cada vez tardas más en volver. Aunque luego, siempre acabas trepando por mis trenzas y te encargas de aclimatar mi atmósfera. Supongo que todo ese sufrir adquiere sentido. Cáptame por partes, como a un hematoma que ya amarillea, pero no te sulfures que tampoco quiero verte arder. Te digo que estoy perdiendo el sur. Y crear también es una pésima idea porque creo que ya no sé. Solo sé retorcer palabras hasta que, sin ánimo de evitarlo, consigo que lo digan todo sin que tú te enteres. Ojalá supieras quién eres. Ojalá supiera quién soy. ¿Te imaginas encontrarte entre el mar de nubes? Imagínatelo también por mí. Puede que esta noche te deje ir.

Life doesn't mean a thing to me.

Lo bonito no quita lo tóxico. Imaginaos vivir en ese ideal en que los opuestos se complementan. En la praxis, protón y protón es más probable que la heterogénesis. A mí me gusta llamarlo "yocentrismo". Siempre me gustó inventar palabras aunque a veces no las encuentre. No sé -ni quiero saber- en qué fase estoy, pues solo supondría un cambio de preguntas; lo de que el saber no ocupa lugar me lo tomo demasiado al pie de la letra. Quisiera conocer a alguna musa que no haya nacido en el mismo sitio que todas las demás. Pero bueno, tampoco soy tan triste si te centras más en mi faceta autocompasiva. Ocupa mucho. (Breve pausa para cambio de canción). Hace unos días me vi sumergida en la dicotomía que reside en fumar tabaco de liar y no tener más que cerillas, porque solo dios sabe lo frágiles que son los mecheros en estos tiempos. No más frágiles que tu ego o que mis huesos, pero tampoco demasiado alejados de la hipérbole. Lo que es de veras hermoso es el impacto. Siempre

Quid.

Disruptivo pero hermoso,  estirándose para tocar los astros, caótico y morboso. Como piedras que te hunden en una sustancia que te asusta, te rehúye y aún así te reconforta. Pues no toda oscuridad es tediosa y fría y ninguna se olvida. A sangre y tinta, a fuego y cuerda. La tragedia se escribe sola y la melodía que la acompaña se entreteje con las palabras, mientras tu mente gotea dejando el rastro que te ayudará a regresar a ti. Pero nadie es nadie, y ya sabes quién ama a nadie.

Sinfónica.

Analiza y sopesa. Hechos y conclusiones han de ser complementarios. Y de la misma esencia, pues la adición entre divergencias es imperfecta para el matemático y desproporcionada para el artista. Qué será del abismo sin caída Aprieta el pulso y tira, la tendencia a un estado estático solo puede ser lírica y la poesía es aterradora, pues desentierra lo prohibido y rasga el grueso velo que oculta al ser del parecer. La luz no es necesaria si es el alma la que percibe.  El alma no existe si es la realidad la que la persigue. Incluso en la cuerda floja la voluntad persiste. Y la caída borra las definiciones del que todavía resiste. Evasión y catarsis. Hedoné te llama al mismo tiempo que Némesis completa su ciclo a tu alrededor. La víbora envenenando su propia piel y cerrando el anillo que te condena, que me condena a errar de nuevo, a subir y a caer, a rozar Zion con la yema de los dedos justo antes de nacer de nuevo. Qué será de la ambrosia sin suicida. An

Fruta.

Es bonito mirarte aparecer, hundirte en el iris del que por suerte, te ve. Odio a mis ojos, a su forma corpórea, a su labor errónea. Odio que lo vean todo fuera de tiempo, cuando nada vale, cuando el daño está hecho. Pero me gusta cómo suenas en el recuerdo, conectando con algo más allá del centro, dando vueltas, girando, riéndote de Galileo, haciéndolo parecer polvo y atomizándolo en piezas de helio condenadas a no encajar nunca con nadie, vagando siempre unidas a sí mismas en un dúo apático. ¿Quién en su sano juicio se enfrentaría al tiempo por un burdo problema de perspectiva? Las agujas se oyen a lo lejos, son como Billie Holiday acariciándote la nuca mientras sacas esos libros muertos que solo las polillas leen. Lo que no se quiere ver, tampoco se oye, pero el regusto metálico de la sangre siempre está esperando al giro, al accidente, a la casualidad que se empeña en enfrentar a la tierna piel de las mejillas contra afilado abismo del marfil. Es

Pull me out.

Me gustan los secretos. Me gusta la exclusividad de saber lo que casi nadie sabe. Me gusta la discreción de susurrarle cosas a mi perra que comprenderá tanto como yo el arameo.  La belleza está en eso. Pero se sabe que toda luz tiene su sombra y sus cosas malas. Las sombras no son malas, yo creo que son bonitas. La luz es bastante vacía. Muchas veces no necesitas ni verla para que esté ahí. Y a veces se comporta como onda y otras como materia y mira, ya bastante tengo con aguantar mis cambios de humor como para soportar las redefiniciones de fotones aleatorios que ni conozco, ni tienen masa. Un médico me dijo una vez que una copita de vino con la comida es hasta sana. A mí me gusta con la cena también. Y los domingos con el desayuno. Merendar solo meriendo cuando estoy feliz y eso a mí me dura poco. Merendar es cosa de niños, de arena en los zapatos y de rodillas raspadas. La merienda no se recupera, solo se pierde. Como la gracia, a la mía no la he vuelto a ver desde aquel día

¿Tú y qué ejército?

Siempre se me ha dicho que nada bueno es recíproco en la mayoría de los casos y que, aun así, la lección es más valiosa que el éxito. Solo crías dispuestas a abandonar el nido son capaces de despertar verdadera empatía o instinto maternal. La ley de lo efímero. De lo que no estoy tan segura es de hasta dónde las ideas que mentes ajenas plantan en nuestra sesera son regadas por nosotros mismos. El símil entre la raíz y la cadena es inevitable llegados a este punto. Tampoco estoy muy segura de que me gusten los grilletes; obvio es que la aversión simplifica todas las demás opciones en cuanto es el paso propio el que los arrastra. Creo que la resiliencia esta sobrevalorada y ya me he pasado del número de tesis permitidas, pero tengo algunas más. Aunque todas desembocan en el mismo mar, pues de ahí sacas el agua para que las flores, las espinas, las raíces y las ramas florezcan, penetren y perpetúen aquello que hace ser a todo ser . Quizá el sol, al fin y al cabo, no sea tan necesario

Opio para el pueblo.

Desde que no duermo tengo demasiado tiempo para todo. Demasiado tiempo para mirar al techo, demasiado tiempo para analizar cosas que están muy arraigadas en el pasado, demasiado tiempo para quejarme, demasiado tiempo para que me ardan los ojos a cada pestañeo y demasiado tiempo para beber vino. La paradoja está en que todo lo que hago, lo hago a medias y ya sabéis lo mucho que el maestro Yoda detesta las medias tintas. Volviendo a lo del vino, el otro día me bebí una copa tan despacio que para cuando terminé, estaba completa e irrevocablemente ebria. Lo que es la psique. Y lo que es hacer que te esperen mientras estás dos horas dando pequeños sorbitos y hablando del existencialismo sartriano. Qué kafkiano. Me encanta divagar. Y más aún, me apasiona divagar en alto. Lo que pasa es que siempre que lo hago, siento la ceja izquierda de mi madre arqueándose al final del pasillo. A veces se inmiscuye en mis asuntos y -si no lo sabíais os lo cuento- no soporto que me interrumpan cuando

Sfumato.

Mejor si no llego lejos. Tampoco es como si estuvieses yendo a ninguna parte. No conmigo. Tengo demasiadas canciones para el otoño y demasiadas pocas para el invierno. Limitas hasta al folclore. Pero no más que a mí. Octubre solía ser más difícil que el resto. Hasta que llegas a Enero. No me desequilibres los esquemas si no quieres que me tambalee. A ningún trapecista se le hacen esas bromas. Y menos al que no tiene red. Yo no tengo red. Jugar con red es como tener un comodín y los comodines disuelven los contextos. Tú sí que tienes. Sé que tienes. Lo que no sé es cómo identificarlos. Ni dónde los escondes. No eres de los que utilizan las mangas para todo así que supongo que encontrarlos va a ser un poco más difícil que ojear en lo obvio. Aunque lo más probable es que eso solo sea lo que yo me cuento. Al fin y al cabo, mía es la recaída y la adicción. Seguiré siendo la que siempre pierde, pero es mi elección. Tú sigues siendo el títere. Mis desviaciones no te pertenecen. Solo

Jezebel.

Y bajé por la ruta más fría y llamé al diablo por su nombre. Y me mostró amor y me cogió de la mano y me juró que nada volvería a ser lo mismo. "Antes de que te vayas, sabrás y sufrirás el infierno que queda por pagar". Caminando de vuelta, decidí girarme. Y allí estaba y me sonreía mientras, a paso lento, se alejaba. No volvió a rozarme más que tormento. Y grité. Y la respuesta a mi queja se deslizó por las paredes. "Hijo, soy el padre de las mentiras, y caí, desterrado. Pero nadie dijo que cayese solo". Y mis pies dejaron de rozar el suelo.