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Mostrando entradas de marzo, 2019

Caléndula.

Ya me dirás qué tengo que hacer, ya que yo no tengo acceso, podrías contarme qué viene ahora según tu guion. A parte de lágrimas, idas y venidas. Espero morirme antes de que tus consecuencias me pongan la mano encima, antes de que me empapeles los párpados, la espalda y las manos con lo que no sabes pronunciar. Y de vuelta al hoyo. Centrípeta para siempre. Polilla y bombilla. ¿Cuánto vino tienes que tomar para mirarme a la cara?

Estátice.

Hace algunos años decidí darme cuenta de que la única manera de saber, era dejar de estudiar. Que cederte mi voluntad era el camino más fácil hacia la estabilidad que con tanta desesperación me quitas. Sujétame. El delirio de grandeza que llevas a todas partes está empezando a pesar un poco más que tú. Y crece y crece y no sabes frenar lo que no sabes quemar. 451. Agárrate fuerte. Que solo si tiembla el suelo te entiendo. Cuando llueve y repercuten las gotas y truenos en mí. En la ruptura de las entrañas que ya no tienes. Sostén mi vino. Mientras me desato el alma y me dejo inhalarte entre trago y calada. Atrévete a caer, porque te siento tanto que no puedo ni decirte buenas noches.