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Mostrando entradas de agosto, 2016

Balada dulce de despedida.

Qué causa habrá más noble, que aquella que se llevó a Ofelia. La que precipitó a Sibyl Vane más allá de los lazos del aliento. Qué luz habrá más intensa, que la que devoraba la conciencia de Gatsby. Verde, escarlata, intuición, cromatismo, desdén. Qué sabré yo de dolor, si solo conozco el que yo misma me suscito. Lacerantes incisiones que liberan gritos de auxilio que nadie quiere oír. Qué sabré yo de amor, si todo lo que amé, lo amé sola. Mi Ligeia murió, como todas, por crueldad. Mi Cathy pereció, en lecho ajeno al de su hogar. Pero qué sabré yo de muerte sin concesión a un término rapaz. Y ahora despierta, Julieta.

Tears and blood.

Mi vista está nublada por motivos más que obvios  y las musas parecen haber perdido todo el interés en mí. El dolor escarlata está presente  como único recordatorio de que soy, aún,un ser sensorial. Y sensible. Y vulnerable. El camino fácil cada vez parece más fácil. Dudo que está vez sea igual. Tengo la certeza de que va a llevarme consigo. No quiero saber nada  y a la vez necesito conocer los prolegómenos a semejante hecatombe. Ha sido demasiado poco tiempo  y las historias que se repiten tienen un impacto más grande a medida que crece el número del episodio. Quiero salir de mí. No puedo asimilarme por completo. Se me está cayendo el cielo encima y ya no veo ni una sola luz, ni una sola nube. De nuevo no puedo respirar, pero sé que va a ser diferente, sé que Hades va a recibirme  con los brazos abiertos como siga sintiendo todo en forma de hipérbole. Los opiáceos se han terminado.