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Mostrando entradas de diciembre, 2017

Líquido.

Hay una posibilidad. De las que no manchan, de las que se van sin desgarrar. Se disipa rápido y cuanto más la aprieto, menos se define. No quiere limitarse, no se deja condenar al agitado tumulto que deriva de la mezcla. Como leche sobre té, como fuego sobre sed. Las alas no ayudan a bajar, Gravedad está orgullosa de permitir solo el descenso. El remolino soy yo, el ruido no me pertenece. Mi velocidad de escape es un número dispar.

De cuando el frío llega a quemar.

No se me anticipó, tampoco lo hubiera creído. Solo era un murmullo, un eco vago, empeñado en permanecer oculto entre las partes más afiladas, en las zonas más oscuras allá donde habitan las esencias. Al último trago también se llega, siempre se llega, y todo se reduce a irse a pique o aprender a nadar de otra forma. Primero te di a luz, perdiendo más sangre de la que tengo. Luego memoricé la forma en que tus cejas se unen con tus sienes y el precipicio que separa tu barbilla de tu ego. Y no sin mirar atrás, te dejé marchar flotando como Moisés por el Nilo.