Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2018

Oda

Te vas a derretir, siento haberte traído hasta aquí. Sé que mis sienes van a ceder un día de estos, la presión llegará a ser insoportable, como una hoguera en una bola de cristal produciendo más calor del que el vidrio acepta. Te estás deshaciendo, no pretendía hacerte tanto daño. Basta que deje de quererme azul, para que Ezis y Ápate se agarren a mis muñecas de nuevo. El crescendo sufre la condena de ser lo único que entiendo. Te has convertido en trozos, ¿sabes que no vas a volver a encajar? Dentro de no mucho, el cielo y las nubes caerán, y te aplastarán contra el suelo y solo entonces tus pies entrarán en mis zapatos. Me gusta poner a prueba la lealtad como valor, por eso camino siempre de mi mano.

Entre Dante y traición.

De verdad lo espero, por vuestro bien, que no sea cierto. Que todo lo que tengáis que decir, lo digáis en vida, porque lo que se oculta se parece más a las piedras que el aire que siempre diluye tus dictámenes. Es aquí donde empieza el verdadero infierno, ante los ojos llorosos de Homero y Virgilio contemplando a su creación juzgar y viendo a Cleopatra caer sobre sus rodillas mientras la sangre de Cavafis se desliza por sus costillas. La sed de venganza no es un pecado, no perdonar es un derecho. He tomado la decisión, deja ahora que la lección se imparta. Sus dientes solo miden unos pocos centímetros, y tu carne es tierna, podrás soportarlo, entre sangre y fango. Dime por qué me miras, por qué arrastras tanto oro como si fuera basura cuando lo único sin valor alguno eres tú. Te prometo que entre giros y furias, entre fosas y círculos, me veréis arder y arderéis conmigo, solo para descender al noveno hielo que corroe el alma.

Oblivion II

No necesito vender mi alma. Me he despertado con pocas luces y siendo solo consciente de cada rol sobre el tablero, y resulta que no solo ganas siempre, sino que yo no soy nada, aleatoria y con seis caras. Qué bonita es la puñalada inesperada, qué bonito es que algún día vaya a volar, qué bonitos son John y June, pero no me entierres, y si lo haces, tú a mi lado. Ten miedo si das con my corazón izquierdo, late igual que los demás, parece incluso el mismo, pero hiere con profundas incisiones a todo el que osa desafiarlo. Veré oscuridad y tú descansarás conmigo en un prado de piedra donde nadie gana, donde nadie juega, donde las trampas ya no valen, donde todo se escribe con mi nombre. Mi historia será también mi muerte.

Edad

Ha vuelto el frío y me ha traído consigo. Tampoco es como si me hubiera ido, no por mucho rato, aunque tú ya sabes que las ausencias de mentira también se notan. Estaba muy bien metida en tus zapatos; y es que, aunque tus pies sean pequeños, deambular amando solo a quien te amaba a ti, era hasta reconfortante. Tranquilo. Fácil. Fui tú y acabé odiándome. Me aterroriza que se muera con mi cabeza entre sus rodillas, que nunca termine de trenzarme el pelo, que el tiempo se la lleve como a esa manzana golpeada que nadie quiere. Cada vez que la visualizo en su ocaso, mi almohada se empapa incluso antes que mis muñecas. Hay hábitos que nunca se pierden. Quisiera poder hacer algo al respecto, parar al acelerado metal que nunca se acerca para matar, pero solo puedo quedarme muy quieta y esperar a que termines conmigo. En oniria y fuera de ella. Por lo menos en mis sueños haces algo.

Cata.

Escribo sobre odio y heme aquí, sin odiar a nadie. La paradoja con piernas que camina amando entre discordia. El oxímoron excitado que se desliza por el sumidero. Voy a querer pensar que, como el vino, eso de odiar va a ser un gusto adquirido. Pero odiar con sentido, contradiciéndome con Psique: el constante recordatorio de mi condición humana. El azúcar me aburre rápido, como tú, con tus eternas vueltas centrípetas aunque no mucho. Tú tiburón y yo presa, pero las crías también crecen y a veces, sin saberlo, son orcas.

Caronte

Me han dejado aquí en esta misma curva. No necesito brújulas, no necesito la piedad del traidor. Puse tu cara en el espacio, para verte yéndote, para envenenaros a ti y a todos con la utilidad del aire que no se puede respirar. Estoy tirada en el suelo y lo estoy llenando todo de sangre. Te he visto en el espejo durante tanto tiempo que ya ni espero encontrarme. Excava, sabes que tienes que seguir, no estás cerca. Todas las cosas que buscas están más lejos de la superficie que el mismo núcleo. Llévame en barco a la luna, veamos la función desde arriba. ¿Se me congelarán los ojos lejos de su órbita? Eres como esa canción de Radiohead que se gasta más rápido que yo, sin sorpresas.