Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2020

Menguante.

De pequeña me gustaba imaginar que controlaba el viento. Soplando más o menos fuerte para que este lo hiciese de igual manera. Me gustaba creerme que todo saldría bien. Que le daría a mi madre lo que mi padre no pudo darle: felicidad y una casa bonita. Siempre he querido que todo el mundo fuese feliz, que cuando llegases a casa te esperase siempre tu comida favorita en la mesa y que, cuando menos te lo imaginaras, tu libro favorito acabase de la forma que tú quieres. Pero las cosas no funcionan así. Por mucho que lo intente, la violencia impera. Confío en todo el mundo de manera predeterminada y tengo un don que me dice qué carencias tienen las personas y otro que me explica cómo cubrirlas. Ojalá supiese hacer lo mismo conmigo. Ojalá no haber tomado esa cerveza abierta que me ofrecisteis. Ojalá no recuerde nunca lo que pasó después. Porque todo el rato es el yo el que se queda por detrás, total, ya tendré tiempo para mí misma en la tumba. O en la urna. Mis amigos dicen que se me da bie

Doblepensar.

Piel con piel y lo que tendría que ser bien, se siente como terapia de choque. En vez de cosquillas, cuchillos. No importa cuánta lava pueda producir, tu hielo sigue siendo más denso. Tú sigues blindado e inaccesible. Y me preguntas que qué me pasa. Que por qué empapo la almohada. Que por qué huelo tan bien después de tanto whisky. Que por qué soy tan bonita. ¿Por qué estoy tan podrida? Si al final todo acaba igual: el zumbido de tu bragueta, tu espalda y vuelta a empezar. Nos acabaremos cuando se acabe.

De monstruos y hombres.

Uno de mis mayores problemas con la vida adulta -y no tan adulta- es que todo va demasiado rápido. No te recuperas del primer golpe y ya está todo en el octavo. 666. Pero lo peor es otra cosa. La velocidad solo genera más velocidad, como tu violencia y mis arañazos. Pienso más rápido de lo que puedo -o podré nunca- procesarme. El vórtice en el que me sumerjo, me lleva consigo. Pienso tan rápido que vivo las cosas antes de decirlas. Nadie puede vocalizar tan rápido.  O articular un sonido que signifique algo más que todo lo que nos cuentas. Y ya lo he probado todo. Pero nada realentiza esto. Ni las benzodiacepinas, ni lo ilegal, ni los cobatas que te haces, ni los chupitos que me debes. Nada sustituye esto. Nada te sustituye a ti. Todo es mentira. Todo te grita. Algunas cosas no tienen solución.