Ir al contenido principal

Misery.

No sé qué escribir...

Las musas se han tomado la licencia de ignorarme.

Y a mí, como siempre, me quedan mis dos infinitas opciones.

Renovarse o morir, dicen.

En mi caso, llevo dos horas haciendo apología al más puro hedonismo -interpretad esto como más os convenga, cualquier extrapolación puede llegar a ser tremendamente precisa-, y me siento vacía.

Seguís sin saber mis dos posibles vías de escape, ¿no?

Dejadme que os aburra un poquito más con mi insignificante existencia.

Creo que ya no conozco a nadie; o al menos, ya no tan bien como antes.
Se me escapan detalles que con la ausencia previa de Lucifer en mi sangre, solían resultarme evidentes.

¿Os habéis fijado en que nunca he publicado un texto optimista?

Es curioso.

Ira o locura.

Irme o permanecer.

Suicidio o lanzar mi último naipe sin nada que me asegure la victoria.

Comentarios

  1. He llegado aquí por mera curiosidad desde tu tw y, ¡me encanta esta entrada!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

¿Quién?

Suenan, no las ves. Hace tiempo que se fueron a sitios con más gente, con más luz, con más. ¿Es esto vivir? Ver a otros avanzar mientras tú  sigues siendo la red que espera para salvar, de fatídico golpe mortal, la nuca de quien solía acunarte. Ya no te miran, ya no te ven, escurridizas son sus mentes cuando se escudan en su nuevo lugar, donde no hay  ya hueco  para nadie más. Y tú, no has dejado de ser quien siempre acude al llamado  de quien necesita aire, calor, amor, odio, dolor, sabor. Quizá debas buscar tú también, un pequeño rincón donde todo funcione. Donde no hagan falta calzadores ni imperdibles. –Quizá deba crearlo, utilizaros a todos como combustible, veros arder por una vez desde el otro lado mientras  con mi jaula ignífuga me deshago de todo resto de humanidad que algún día me hizo madre, mujer y amiga–.

Blindsided.

Febril. Nitrógeno. No quiero saber nada. Cuando éramos críos y la vida empezó nunca hubiera supuesto que la caída sería el trayecto. Obtuso. Hecatombe. La ignorancia es premisa. Guíate por pretéritos, predetermínanos al averno. Pues siempre hay un abismo más pronunciado que sobre el que te balanceas, siempre devolviéndote la mirada, siempre rozando el casi. Ruin. Suelo. Sería la más feliz si te quedases para el té. Deja que escuche lo que no quieres decir, deja que asuma mi plata en el podio, deja que me deje. Aromático. Ruido. No quiero hablarte más. Las gotas suenan y las gotas caen. Y no me mientas que yo al fin sé que el agua en la luna no hace ruido. Cortinas.

Hecatombe.

Y como todo lo que se ama, solo podía alejarme de ella. Aunque lo cierto es que es complejo, complicado, alejarse de uno mismo. Pues soy la brisa de aire fresco, que desata sus carcajadas tristes. Sé que si intento sacarla de mí, solo voy a conseguir perderme. Sé que si dejo de necesitarla, nunca jamás volveré a encontrarme. De ella, derivo yo. Ella oniria, yo insomnia. Sin -mi- vida, muero, sin -mi- luz, perezco.