Ir al contenido principal

Miss Misery

Me torturo a mí misma de muchas maneras. A ti pues harina del mismo costal, pero no te das cuenta. Nunca. De nada.
Eres como el leño de la señora de Twin Peaks solo que tú tienes codos y hablas un poquito más que él. El problema es que dices muy pocas cosas y conmigo es sustancia o nada.
La calma es para los malos.

Decidir es limitarse -aunque tú eso lo sabes mejor que yo-, definirse también y a eso vengo: a cuestionarme qué me define y por qué.

¿Qué permito que sea determinante?
Porque si una cosa está clara es que, por desgracia, mis preferencias en lo que a bebidas espirituosas respecta, no son un detalle muy descriptivo (vino).

Yo esta noche quería dormirme tempranito y mira lo que me haces hacer.

¿Qué de todo lo que soy es algo mío?

¿Qué he absorbido tanto que se parece a mí?

¿Cuántas capas tiene mi cebolla interna y cuántas están contaminadas?

Quiero borrar mi vida toda y hacerme experimento social y encontrar respuestas para preguntas que, de ser así, no me habría planteado.
Digo yo que esto de saber cosas inútiles e inaplicables a tus problemas circunstanciales intransferibles será transmutable. Como con un tique regalo.

En las matemáticas de dentro de mi cabeza, las cosas funcionan así pero con signo negativo.

Quiero mis tres deseos y dormir bien por las noches.

Quiero querer.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ego sum mors.

¿Es tan diferente?  De una prisión sin barrotes la vida en cursiva sin distracción posible ante el azote del deber, del seguir. Sentencia sin término  y luz sin incendio este fuego quema,  invisible y sin llamas efímero y enfermo. No me quisiste al principio, yo tampoco al final pero el tiempo nos maldijo y no fuimos quien de olvidar el susurro mortal de tu piel contra mi sed.  La redención del inocente que patada tras patada, escondido llora sin prisa, sin demora. Nunca escapará tu voz de este estruendo la mía te sigue sin mirar atrás hacia la elegía de nuestro duelo. No me quisiste al principio, yo tampoco al final pero el tiempo nos maldijo y no fuimos quien de olvidar el susurro mortal de tu piel contra mi sed. 

Legión

Nadie navega por la calma del otro, del movimiento nacen las tormentas, estremecimiento irresistible de la misma tierra que domina tus pasos. Ego sum bellum! Nadie sabe a lo que se enfrenta, y sin más, emprenden cálidas idas que terminan en gélidas venidas. Ego sum bellum! Nadie puede verte subir si su propio ascenso  es la neblina misma que cubre sus ojos. Ego sum bellum! Nadie desafía a la misma muerte que robará de tus labios tibio suspiro, término de una vida fatal. Ego sum bellum!  Porque mis células, ya no están en tus células. Y tus dedos nunca han tocado mi sed.

Pólvora y traición.

Si es que, por más que intente evitarlo, la cosa va de dagas. Llevo demasiado abrazándome y ya sabéis que contenerse es siempre un error. Pero de todas formas equivocarme es lo único que sé hacer. Se dice "painting" porque arrancarse trocitos de alma y dejarlos pegados en tela o papel duele más que tú alejándote. Y eso que cada vez tardas más en volver. Aunque luego, siempre acabas trepando por mis trenzas y te encargas de aclimatar mi atmósfera. Supongo que todo ese sufrir adquiere sentido. Cáptame por partes, como a un hematoma que ya amarillea, pero no te sulfures que tampoco quiero verte arder. Te digo que estoy perdiendo el sur. Y crear también es una pésima idea porque creo que ya no sé. Solo sé retorcer palabras hasta que, sin ánimo de evitarlo, consigo que lo digan todo sin que tú te enteres. Ojalá supieras quién eres. Ojalá supiera quién soy. ¿Te imaginas encontrarte entre el mar de nubes? Imagínatelo también por mí. Puede que esta noche te deje ir.