Me digo siempre las cosas primero a mí misma. Siempre las mismas cosas. Siempre en el mismo espejo. Acto seguido, te las digo a ti, en el reflejo de lo que te enseño y lo que me dejo. Tengo las uñas más largas que nunca, lás costillas más apretadas que antes, muchas cosas me las he dejado en ti y todas las demás han cambiado, se han adaptado a la adversidad que reside en confiar, en necesitar solo de lo que falta. Se me vacía el estómago por pensarte, estoy matándonos para que se me vaya la mente en hablarte. Aléjate de las líneas de fuego, de las esdrújulas limitantes pero quédate cinco minutos más cantando al escucharte. Voy a encender otro cigarrillo, espero de verdad que no me estés oyendo. Quiero saber qué harías si todo volviese a ti, si todos los equilibrios que rompes, se vengasen a la vez precipitando también a tus hombros hacia la peligrosa proximidad del ...
Hombre lobo hombre.