Hay almas pequeñas, como la tuya. No quiero tu prosa, solo deslízate sobre mi piel siempre amarga, siempre ambiciosa. Hay pájaros violentos que siembran en la ira su miedo insustancial, que confiesan su mortalidad a todos los vientos. He saboreado la hiel en los nudillos que se aceleran al precipitado impacto con el ladrillo cruel. Hay pájaros heridos, siempre buscando nido, necesitando olvido y anhelando lo prohibido. Tú estás en los detalles, defines átomo y marfil, carcomes frente y perfil, no pares. Hay pájaros vacíos recorriendo laberintos que no fueron trazados para ser acabados. Vísteme con humo que si no se disipa, no me gusta, solo irrita. Hay manos pequeñas, como las mías.
Hombre lobo hombre.