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Sinfónica.

Analiza y sopesa.

Hechos y conclusiones han de ser complementarios. Y de la misma esencia, pues la adición entre divergencias es imperfecta para el matemático y desproporcionada para el artista.

Qué será del abismo sin caída

Aprieta el pulso y tira, la tendencia a un estado estático solo puede ser lírica y la poesía es aterradora, pues desentierra lo prohibido y rasga el grueso velo que oculta al ser del parecer.

La luz no es necesaria si es el alma la que percibe. 
El alma no existe si es la realidad la que la persigue.
Incluso en la cuerda floja la voluntad persiste.
Y la caída borra las definiciones del que todavía resiste.

Evasión y catarsis. Hedoné te llama al mismo tiempo que Némesis completa su ciclo a tu alrededor. La víbora envenenando su propia piel y cerrando el anillo que te condena, que me condena a errar de nuevo, a subir y a caer, a rozar Zion con la yema de los dedos justo antes de nacer de nuevo.

Qué será de la ambrosia sin suicida.

Analiza y concluye.


Balada triste y despiadada para piano y cuerda en mí menor.

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Ego sum mors.

¿Es tan diferente?  De una prisión sin barrotes la vida en cursiva sin distracción posible ante el azote del deber, del seguir. Sentencia sin término  y luz sin incendio este fuego quema,  invisible y sin llamas efímero y enfermo. No me quisiste al principio, yo tampoco al final pero el tiempo nos maldijo y no fuimos quien de olvidar el susurro mortal de tu piel contra mi sed.  La redención del inocente que patada tras patada, escondido llora sin prisa, sin demora. Nunca escapará tu voz de este estruendo la mía te sigue sin mirar atrás hacia la elegía de nuestro duelo. No me quisiste al principio, yo tampoco al final pero el tiempo nos maldijo y no fuimos quien de olvidar el susurro mortal de tu piel contra mi sed. 

Legión

Nadie navega por la calma del otro, del movimiento nacen las tormentas, estremecimiento irresistible de la misma tierra que domina tus pasos. Ego sum bellum! Nadie sabe a lo que se enfrenta, y sin más, emprenden cálidas idas que terminan en gélidas venidas. Ego sum bellum! Nadie puede verte subir si su propio ascenso  es la neblina misma que cubre sus ojos. Ego sum bellum! Nadie desafía a la misma muerte que robará de tus labios tibio suspiro, término de una vida fatal. Ego sum bellum!  Porque mis células, ya no están en tus células. Y tus dedos nunca han tocado mi sed.

Pólvora y traición.

Si es que, por más que intente evitarlo, la cosa va de dagas. Llevo demasiado abrazándome y ya sabéis que contenerse es siempre un error. Pero de todas formas equivocarme es lo único que sé hacer. Se dice "painting" porque arrancarse trocitos de alma y dejarlos pegados en tela o papel duele más que tú alejándote. Y eso que cada vez tardas más en volver. Aunque luego, siempre acabas trepando por mis trenzas y te encargas de aclimatar mi atmósfera. Supongo que todo ese sufrir adquiere sentido. Cáptame por partes, como a un hematoma que ya amarillea, pero no te sulfures que tampoco quiero verte arder. Te digo que estoy perdiendo el sur. Y crear también es una pésima idea porque creo que ya no sé. Solo sé retorcer palabras hasta que, sin ánimo de evitarlo, consigo que lo digan todo sin que tú te enteres. Ojalá supieras quién eres. Ojalá supiera quién soy. ¿Te imaginas encontrarte entre el mar de nubes? Imagínatelo también por mí. Puede que esta noche te deje ir.