Ir al contenido principal

Fruta.

Es bonito mirarte aparecer,
hundirte en el iris del que
por suerte,
te ve.

Odio a mis ojos,
a su forma corpórea,
a su labor errónea.

Odio que lo vean todo fuera de tiempo,
cuando nada vale,
cuando el daño está hecho.

Pero me gusta cómo suenas en el recuerdo,
conectando con algo
más allá del centro,
dando vueltas,
girando,
riéndote de Galileo,
haciéndolo parecer polvo
y atomizándolo en piezas de helio
condenadas a no encajar nunca con nadie,
vagando siempre unidas a sí mismas
en un dúo apático.

¿Quién en su sano juicio
se enfrentaría al tiempo
por un burdo problema de perspectiva?

Las agujas se oyen a lo lejos,
son como Billie Holiday acariciándote la nuca
mientras sacas esos libros muertos
que solo las polillas leen.

Lo que no se quiere ver,
tampoco se oye,
pero el regusto metálico de la sangre
siempre está esperando al giro,
al accidente,
a la casualidad que se empeña en enfrentar
a la tierna piel de las mejillas
contra afilado abismo del marfil.

Es bonito mirarme perecer,
hundirme en el iris del que
por desgracia,
me ve.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ego sum mors.

¿Es tan diferente?  De una prisión sin barrotes la vida en cursiva sin distracción posible ante el azote del deber, del seguir. Sentencia sin término  y luz sin incendio este fuego quema,  invisible y sin llamas efímero y enfermo. No me quisiste al principio, yo tampoco al final pero el tiempo nos maldijo y no fuimos quien de olvidar el susurro mortal de tu piel contra mi sed.  La redención del inocente que patada tras patada, escondido llora sin prisa, sin demora. Nunca escapará tu voz de este estruendo la mía te sigue sin mirar atrás hacia la elegía de nuestro duelo. No me quisiste al principio, yo tampoco al final pero el tiempo nos maldijo y no fuimos quien de olvidar el susurro mortal de tu piel contra mi sed. 

Legión

Nadie navega por la calma del otro, del movimiento nacen las tormentas, estremecimiento irresistible de la misma tierra que domina tus pasos. Ego sum bellum! Nadie sabe a lo que se enfrenta, y sin más, emprenden cálidas idas que terminan en gélidas venidas. Ego sum bellum! Nadie puede verte subir si su propio ascenso  es la neblina misma que cubre sus ojos. Ego sum bellum! Nadie desafía a la misma muerte que robará de tus labios tibio suspiro, término de una vida fatal. Ego sum bellum!  Porque mis células, ya no están en tus células. Y tus dedos nunca han tocado mi sed.

Pólvora y traición.

Si es que, por más que intente evitarlo, la cosa va de dagas. Llevo demasiado abrazándome y ya sabéis que contenerse es siempre un error. Pero de todas formas equivocarme es lo único que sé hacer. Se dice "painting" porque arrancarse trocitos de alma y dejarlos pegados en tela o papel duele más que tú alejándote. Y eso que cada vez tardas más en volver. Aunque luego, siempre acabas trepando por mis trenzas y te encargas de aclimatar mi atmósfera. Supongo que todo ese sufrir adquiere sentido. Cáptame por partes, como a un hematoma que ya amarillea, pero no te sulfures que tampoco quiero verte arder. Te digo que estoy perdiendo el sur. Y crear también es una pésima idea porque creo que ya no sé. Solo sé retorcer palabras hasta que, sin ánimo de evitarlo, consigo que lo digan todo sin que tú te enteres. Ojalá supieras quién eres. Ojalá supiera quién soy. ¿Te imaginas encontrarte entre el mar de nubes? Imagínatelo también por mí. Puede que esta noche te deje ir.