Disruptivo pero hermoso,
estirándose para tocar los astros,
caótico y morboso.
Como piedras que te hunden
en una sustancia
que te asusta,
te rehúye
y aún así
te reconforta.
Pues no toda oscuridad es tediosa y fría
y ninguna se olvida.
A sangre y tinta,
a fuego y cuerda.
La tragedia se escribe sola
y la melodía que la acompaña
se entreteje con las palabras,
mientras tu mente gotea
dejando el rastro
que te ayudará a regresar a ti.
Pero nadie es nadie, y ya sabes quién ama a nadie.
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