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Sienes.

Quizá fuese otro de mis rollos.
Culpa de mis expectativas que, a veces, se sorprenden a sí mismas.
Quizá tú no seas más que las prisas por llegar, que el pánico de abrirte en canal.

De los días yuxtapuestos, de las noches al revés,
me quedo con que te despertabas cuando yo me acostaba
y esas seis gotas pares de leche de avena que le echabas al café.

Miro hacia todas partes
y veo trocitos de mí
regalados, esparcidos,
allí
donde no hay méritos más allá de la cicuta.

Qué pena,
qué suplicio,
verte desprovista de todo lo que te hacía tú,
de todo lo que era casa y muralla.

Lo más probable es que no sea culpa de febrero,
traerdor inevitable de desgracias,
lo más probable es yo salga de aquí,
que mis hojitas vuelvan a crecer
donde tu Monsanto interior 
se dedicó a echar sal,
que las palabras de mi abuela,
se pierdan en el tiempo,
como los cocodrilos en tus lágrimas.

"A vida é triste.
Yo a veces te busco,
te busco porque necesito cariño.
Y tú me corres.
Y yo me marcho".




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