Todo lo rosa es bonito y aunque el rojo me defina mucho más siempre hay algo bonito en diluír las cosas. Cuando me tenía dentro, mi madre se alimentaba de fresas. Fresas con leche, con yogur, con agua y azúcar, con miel, con chocolate, con zumo de uvas y pan. Caja tras caja entraba por la puerta y caja tras caja devoraba mos. Poco después, mi abuelo enfadado por mi existencia hasta el instante preciso que me vio de lejos, empezó a plantar fresas. Los hombres tienen maneras muy enrevesadas de expresar lo que sienten, consecuencia, imagino, del movimiento boys don't cry que tanto les gusta y que tanto les protege. Cuando tenía 4 años yo ya sabía hacer un rego, correteaba quemándome al sol mientras Mel intentaba atarme un pañuelo con cuatro nudos en esta sorprendentemente grande cabeza que heredé de otro hombre. Rápido "Machor" me destinó al cuidado, riego y recolecta de las fresas para mamá. Las pequeñitas para mí. Otro día "Masilor" me enseñó a apañar las pat...
Hombre lobo hombre.