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Espejo.

Soy mis propios ojos,
a veces me veo tal y como soy
y otras, tal y como quiero ser.

Sangro en compases alternos,
pero procuro utilizar el carmesí para todo;
paredes, luces, labios.

Fuera de mí, no veo nada,
en la penumbra todo es posible
y no me gusta limitar.
Te.

Nunca digo lo que pienso,
solo cuando duermo
acabo las frases que nunca empiezo.

También cantando digo cosas
aunque para saber dónde buscar
necesitas más de lo que tienes.

Lo que nunca debes creerte
son mis gritos,
pues lo único que quieren decir es:
"me duele".

Porque, al final,
soy musa y soy mortal.

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