Tengo la dichosa manía de ver siempre todos los posibles significados que tienen las cosas. Las que haces y las que no. Todas las opciones acompañadas de todos los caminos que estas pueden recorrer se agolpan entre mis sienes y se montan una fiesta ellas solas, rompiéndolo todo y yéndose sin fregar los vasos. Muchas veces, también se dan besos y se entremezclan entre ellas, porque su motivo de existencia es, de forma exclusiva, triturar la calidad de mis perspectivas. Y a mí me gusta fluir. Siempre. Que mis pies se deslicen solos hasta que dejen de rozar el suelo. Y esta dichosa manía mía solo me deja con la miserable opción de brindar con todas las desdichas e hipótesis. No quiero imaginar esto, pero seguro que todo esto me esculpe y me define y es siempre mejor dejar todas los cabos sueltos, aunque en las pelis no me guste nada -me guiñas un ojo desde la esquina más alejada de la habitación-. Y sé que tengo q...
Hombre lobo hombre.