Me voy a querer ir.
Pronto.
Diluirme como el humo que te sale de los poros.
Despiértate.
Te estás ahogando.
Despégate de la irritante ausencia de tu ruta.
Antes de que se desaten los infiernos,
conseguiré decirte
que inspirar es tu fuerte,
que si consigues también que el aire escape,
dejarás de arder.
Cantaré siempre las mismas canciones.
Esperando que algo cambie.
Sin que yo tenga que actuar como variable.
Voy a juntar piezas de nuevo.
Necesito que encajen.
Siempre. Incluso cuando no quieren hacerlo.
Tu pulmón izquierdo hace más ruido que tu corazón derecho que,
avizor,
espera la incesante caída de Sísifo.
Como una lombriz que se retuerce de forma errática,
condenada a solo saber parar cuando debe bailar.
Tus sonidos ya no me curan.
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