Tus palabras hierven y se van como vapor,
mientras tanto, yo sigo intentando cogerlas
con las manos desnudas y ardiendo
por el mero placer que reside en reproducirlas cuando ya ni tú creas en ellas.
Considérame enemiga hasta que hagas un movimiento arriesgado,
una nota, en lo aparente, vacía,
pero que resuelve la tensión mejor que yo.
También a ti te llegará el momento de decidir entre lo fácil y lo real.
Yo voy a quedarme esperando un rato más,
aunque no sé muy bien en qué lugar me deja eso.
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