Soy la cara de algo roto,
soy la cara de algo muerto.
Me das la espalda cada vez
y sigues sin titubear
hacia el inevitable ocaso de lo cómodo.
Soy la cara de la que huyes,
soy la nuca que te atisba.
Obligada a ver el daño que has hecho
cada día
en cada muslo,
en cada pulso.
Soy la cara del abandono,
soy la tez del veneno.
Te estoy viendo arder antes de tiempo
mientras me arrancas las costras
para que siga fluyendo tu opera prima.
Soy la cara que me dejas,
soy tú.
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