Me ha resultado muy difícil llegar a este punto
y lo cierto es que he estado en él mil veces.
Bajo en influjo de la misma canción
y emanando el mismo efluvio que tu cadáver descomponiéndose en mi hemisferio izquierdo.
Por qué tanta intuición para lo que no hace falta
y tan poca
para el pozo.
Te juro que aún no me has visto,
aunque a estas alturas, mi médula es tuétano sólido, la sangre se me revuelve entre aurícula y aurícula cada vez que te oigo pasar por detrás de mí.
Quizá el coma sea la tierra prometida.
Quizá decir adiós no te cueste nada.
Cerradme.
Adiós.
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