Soy casa para ti, soy la luz verde al otro lado del lago. Como guía y como faro, refugio a todos excepto a mí. Sangro a destempo, la hiedra corre por dentro de mis venas intentando colonizar lo poco que has dejado sin mácula, bajo hipnosis y rabia. Entre tus costillas vivo yo, y aunque no puedas oírme -nunca- siempre canto contigo, escuchando las únicas partes de ti que solo se sienten desde dentro. Me ahogo cada vez que lloras, incluso cuando no te dejas, incluso cuando no lo notas. Tu conciencia es un hierro al rojo vivo, que desvía a todo lo que intenta entrar menos a mí. Yo ya estoy dentro.
Hombre lobo hombre.