Es una lucha constante.
Se me ha perdido el norte. O puede que me lo haya escondido otra vez. Jugar a ganar entre tramas perversas suele tener esta clase de consecuencias. Los prolegómenos son peores.
Si fuera fácil no me haría gracia.
Me muevo por ver la partida desde arriba, como un ente externo, mientras te escucho poner canciones tristes de las que nunca pones. De las que dicen más de lo que quieres que se sepa. De las que tiñen de rojo la coraza de la que has decidido hacer gala.
Lo bueno es que el fracaso se me ha vuelto más acogedor que el juego. Lo bueno es que me he cavado mi propio pozo, ganándome el puesto más tranquilo sobre el tablero.
Que yo sé que lo tuyo es ser rey y admiras al alfil y los movimientos entresijados de tu reina. Pero la importancia del peón la ven pocos. Nadie ve intensidad en el nudo de la historia, solo hay avidez por el desenlace. El peón es el medio directo al jaque.
Es una lucha constante,
una meta fuera de mi alcance.
Se me ha perdido el norte. O puede que me lo haya escondido otra vez. Jugar a ganar entre tramas perversas suele tener esta clase de consecuencias. Los prolegómenos son peores.
Si fuera fácil no me haría gracia.
Me muevo por ver la partida desde arriba, como un ente externo, mientras te escucho poner canciones tristes de las que nunca pones. De las que dicen más de lo que quieres que se sepa. De las que tiñen de rojo la coraza de la que has decidido hacer gala.
Lo bueno es que el fracaso se me ha vuelto más acogedor que el juego. Lo bueno es que me he cavado mi propio pozo, ganándome el puesto más tranquilo sobre el tablero.
Que yo sé que lo tuyo es ser rey y admiras al alfil y los movimientos entresijados de tu reina. Pero la importancia del peón la ven pocos. Nadie ve intensidad en el nudo de la historia, solo hay avidez por el desenlace. El peón es el medio directo al jaque.
Es una lucha constante,
una meta fuera de mi alcance.
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