Haz la maleta y vámonos lo antes posible. O solo antes de que nos oiga tu padre. No lo empeores, que ya nos ha visto cruzando siempre en ámbar, rozando la amargura, convirtiéndote en lastre. Pero si viene ese autobús, que nos mate a los dos que te da igual ya el parámetro desde que me dijiste -sin decirme- que te salías de la norma. No nos quiero más. Déjame creer; que las cosas sin desenlace (fin) no me gustan. Incapaz ya. Inútil hasta el plomo. Hasta los créditos y hasta el cartílago. No me gusta pensar en las cosas que quedan por pasar porque las opciones son tan injustas que me recuerdan a mí. Y mira que el nudo y el desarrollo han sido casi imposibles de sobrepasar. Pero debí haber supuesto que el capítulo 12 solo trae parálisis permanentes y cosas malas: es mi favorito. Me acorralé dentro del títere y no estoy cómoda. No hay nada que me dispense (de). Solo la pena máxima. Hasta la desintegración y más allá. Y sabes que no hay nada más terrorífico que no dejar rastro. Qui...
Hombre lobo hombre.