Primero todo explotó,
como imitándome, pero hacia fuera.
Y las cosas nunca fueron como eran,
solo se dejaban arrastrar por otras más grandes.
Las flores crecían
y yo florecía.
Quizá todo fue hermoso
y no solo un sueño.
Solo una pesadilla
que terminaba colisionando con el éter más intrínseco.
Podría hacerme más preguntas
si el tiempo no fuese un sistema cerrado.
Y así, Némesis completa su eterno ciclo.
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