Creo que nunca me había expresado más poéticamente que sonriendo de dolor.
O llorando por la propia poesía.
Los sentimientos positivos no fomentan la producción de acetilcolina.
La felicidad no atrae a las musas; dicho de forma más abstracta.
De hecho, el masoquismo, el propio desencanto con el mundo circundante en todas sus facetas es lo que más magnetismo crea entre tu sinapsis y tus deidades.
La inspiración es una hormona.
Nadie navega por la calma del otro, del movimiento nacen las tormentas, estremecimiento irresistible de la misma tierra que domina tus pasos. Ego sum bellum! Nadie sabe a lo que se enfrenta, y sin más, emprenden cálidas idas que terminan en gélidas venidas. Ego sum bellum! Nadie puede verte subir si su propio ascenso es la neblina misma que cubre sus ojos. Ego sum bellum! Nadie desafía a la misma muerte que robará de tus labios tibio suspiro, término de una vida fatal. Ego sum bellum! Porque mis células, ya no están en tus células. Y tus dedos nunca han tocado mi sed.
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