Ir al contenido principal

Cicuta.

Tuve que dejarte morir
verte desaparecer por el sumidero de esa bañera 
que nunca llenas.
Me hice más daño del que puedo ser consciente.

Vaso tras vaso,
entre copas y soslayos
no pude aguantarlo,
fue suficiente.

Con un cincel en la nuca
colgado,
sin que suba,
tu cuello explota en esquirlas
manchándolo todo con la misma bilis que tu garganta ya no deja pasar.

En mala hora,
con mala estrella también,
estampaste esa vista tuya
entre mis dos sienes
creyéndote con el derecho 
de remover aquello que estaba durmiente,
latente,
sangrante
y caliente.
Más que tu sangre,
más que tu mente.

Nadie sabe lo que callas,
pero incluso sin vocalizarlo
dices las palabras que tu esternón necesita drenar,
soltar
y liberar
en una ventisca sin precedentes
que se nos lleva,
se nos lleva consigo.

Esos ojos tuyos,
ojos vacíos e intoxicados
con un veneno fabricado
de frío y odio prensado,
no voy a mirarte más,
solo voy a verte
por aquello que enseñas
a quien jura conocerte.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ego sum mors.

¿Es tan diferente?  De una prisión sin barrotes la vida en cursiva sin distracción posible ante el azote del deber, del seguir. Sentencia sin término  y luz sin incendio este fuego quema,  invisible y sin llamas efímero y enfermo. No me quisiste al principio, yo tampoco al final pero el tiempo nos maldijo y no fuimos quien de olvidar el susurro mortal de tu piel contra mi sed.  La redención del inocente que patada tras patada, escondido llora sin prisa, sin demora. Nunca escapará tu voz de este estruendo la mía te sigue sin mirar atrás hacia la elegía de nuestro duelo. No me quisiste al principio, yo tampoco al final pero el tiempo nos maldijo y no fuimos quien de olvidar el susurro mortal de tu piel contra mi sed. 

Legión

Nadie navega por la calma del otro, del movimiento nacen las tormentas, estremecimiento irresistible de la misma tierra que domina tus pasos. Ego sum bellum! Nadie sabe a lo que se enfrenta, y sin más, emprenden cálidas idas que terminan en gélidas venidas. Ego sum bellum! Nadie puede verte subir si su propio ascenso  es la neblina misma que cubre sus ojos. Ego sum bellum! Nadie desafía a la misma muerte que robará de tus labios tibio suspiro, término de una vida fatal. Ego sum bellum!  Porque mis células, ya no están en tus células. Y tus dedos nunca han tocado mi sed.

Pólvora y traición.

Si es que, por más que intente evitarlo, la cosa va de dagas. Llevo demasiado abrazándome y ya sabéis que contenerse es siempre un error. Pero de todas formas equivocarme es lo único que sé hacer. Se dice "painting" porque arrancarse trocitos de alma y dejarlos pegados en tela o papel duele más que tú alejándote. Y eso que cada vez tardas más en volver. Aunque luego, siempre acabas trepando por mis trenzas y te encargas de aclimatar mi atmósfera. Supongo que todo ese sufrir adquiere sentido. Cáptame por partes, como a un hematoma que ya amarillea, pero no te sulfures que tampoco quiero verte arder. Te digo que estoy perdiendo el sur. Y crear también es una pésima idea porque creo que ya no sé. Solo sé retorcer palabras hasta que, sin ánimo de evitarlo, consigo que lo digan todo sin que tú te enteres. Ojalá supieras quién eres. Ojalá supiera quién soy. ¿Te imaginas encontrarte entre el mar de nubes? Imagínatelo también por mí. Puede que esta noche te deje ir.