Ir al contenido principal

Vainilla.

Muchas naves espaciales

tienden a arremolinarse alrededor de lo que no deben

tapan soles, estrellas y luces

que se proyectan sobre lo único que es cierto,

nublando así todo lo que crees saber,

todo lo que llena tu boca cargada de plomo lacerante,

tóxico,

con trazas de lo que nunca te has atrevido ni a admitir, ni a pensar.


Nuestra historia se escribe con traición y pólvora,

en perspectiva equiparable

desinteresada por mi parte

y auto flagelante por lanzarme

al abismo que no mira,

solo vacía 

al oyente que lo escruta.


Quisiera contarte que la vida son puñales

pero tú ya no quieres que me escuchen

porque tu narrativa cubre a mi poesía,

es más fácil, más sencilla,

más directa y más precisa.


Pero mis ojos de cristal no están dispuestos a dejar de ver,

ni tu espalda lo está ante la tónica que te has impuesto de dejar de mirar, 

ni correr ni andar te alejarán del núcleo al que perteneces

ese que está por debajo del suelo

sobre el que te precipitas cada 168 horas.


No hay sustitutivos para lo auténtico, ni para las caricias, 

ni para los muertos, ni para la cicuta,

por mucho que el robot que te hace sombra me siga mirando por encima del hombro,

todo lo que de verdad es, espera

y mide 10 kilómetros de altura

y vendrá cuando los astros correctos estén en la posición exacta.

para dinamitar tu rebuscada prosa inverosímil.


Hasta los números mienten cuando los escribe tu mano,

pero te sigo deseando las mejores noches,

en cursiva,

aunque no duren tanto como antes, 

aunque sigas siendo demasiado joven,

o demasiado mayor. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ego sum mors.

¿Es tan diferente?  De una prisión sin barrotes la vida en cursiva sin distracción posible ante el azote del deber, del seguir. Sentencia sin término  y luz sin incendio este fuego quema,  invisible y sin llamas efímero y enfermo. No me quisiste al principio, yo tampoco al final pero el tiempo nos maldijo y no fuimos quien de olvidar el susurro mortal de tu piel contra mi sed.  La redención del inocente que patada tras patada, escondido llora sin prisa, sin demora. Nunca escapará tu voz de este estruendo la mía te sigue sin mirar atrás hacia la elegía de nuestro duelo. No me quisiste al principio, yo tampoco al final pero el tiempo nos maldijo y no fuimos quien de olvidar el susurro mortal de tu piel contra mi sed. 

Legión

Nadie navega por la calma del otro, del movimiento nacen las tormentas, estremecimiento irresistible de la misma tierra que domina tus pasos. Ego sum bellum! Nadie sabe a lo que se enfrenta, y sin más, emprenden cálidas idas que terminan en gélidas venidas. Ego sum bellum! Nadie puede verte subir si su propio ascenso  es la neblina misma que cubre sus ojos. Ego sum bellum! Nadie desafía a la misma muerte que robará de tus labios tibio suspiro, término de una vida fatal. Ego sum bellum!  Porque mis células, ya no están en tus células. Y tus dedos nunca han tocado mi sed.

Pólvora y traición.

Si es que, por más que intente evitarlo, la cosa va de dagas. Llevo demasiado abrazándome y ya sabéis que contenerse es siempre un error. Pero de todas formas equivocarme es lo único que sé hacer. Se dice "painting" porque arrancarse trocitos de alma y dejarlos pegados en tela o papel duele más que tú alejándote. Y eso que cada vez tardas más en volver. Aunque luego, siempre acabas trepando por mis trenzas y te encargas de aclimatar mi atmósfera. Supongo que todo ese sufrir adquiere sentido. Cáptame por partes, como a un hematoma que ya amarillea, pero no te sulfures que tampoco quiero verte arder. Te digo que estoy perdiendo el sur. Y crear también es una pésima idea porque creo que ya no sé. Solo sé retorcer palabras hasta que, sin ánimo de evitarlo, consigo que lo digan todo sin que tú te enteres. Ojalá supieras quién eres. Ojalá supiera quién soy. ¿Te imaginas encontrarte entre el mar de nubes? Imagínatelo también por mí. Puede que esta noche te deje ir.