Es una pena.
Ojalá vieras las cosas con la nitidez que otorga no tener
nada que perder.
Todas estas gafas nuevas que desvarían
me dejan enfocarte desde ángulos desconocidos,
ver tu máscara destartalada
sobre un traje de carne nuevo cada día.
Has dejado de encontrarte.
Hace mucho que no te ves.
Yo me desilusioné mucho, ya lo sabes,
con tus "ya voy" y tus "no llego",
me quité, te lo prometo,
de en medio.
Era lo fácil,
camino que escogí imitándote por primera vez.
Seguí tus huellas
y te lo anticipo,
no me gustó adónde llevaban.
Tus países nublados solo son bonitos cuando hablas de ellos y no para asentarse y vivir.
Como tu cara.
Tu carita rota.
Putrefacta.
Esa que vi por primera vez hace unos días
enroscada en un cuerpo
que ya no reconoces como tuyo.
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