Ir al contenido principal

Orquídea

No me brillan las luces,
no importa cuánto las espere,
la única pausa relevante
es la que anticipa la carne rasgada,
la lágrima pesada,
la última llamada.

Dicen que algo habita los mares,
que acecha,
que medita sobre las posibles formas de acabar con las esencias de las cosas,
con destruir para crear,
y que,
cada vez que frota sus manos entre sí,
un volcán en Hawaii le da la vuelta a la almohada.

Hay algo bonito entre tus sábanas frías,
en tu condena absolutista en la que, a la vez,
eres poder y súbdito.
Hay algo cancerígeno en tu forma de mirar.
Hay cosas por decir
que nadan y se ahogan,
entre ron y Coca-Cola,
que se disipan y diluyen
como la hiel entre gotas de sangre.

Quiero ser ponzoña y quiero ser antídoto,
quiero vivir para siempre entre tus sienes,
germinar y crecer hasta que se me pierdan las falanges entre basura galáctica y tu doble dosis de esperanza.

Me reduzco y acabo siendo poesía en tiempos de guerra interna,
como vinagre para el sediento
quemo más de lo que apago
y solo bailo si siento,
solo bailo si quiebro la órbita que me vincula a tu rotativa constante,
solo me mareo si paro
y estoy intentando no explotar.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Ego sum mors.

¿Es tan diferente?  De una prisión sin barrotes la vida en cursiva sin distracción posible ante el azote del deber, del seguir. Sentencia sin término  y luz sin incendio este fuego quema,  invisible y sin llamas efímero y enfermo. No me quisiste al principio, yo tampoco al final pero el tiempo nos maldijo y no fuimos quien de olvidar el susurro mortal de tu piel contra mi sed.  La redención del inocente que patada tras patada, escondido llora sin prisa, sin demora. Nunca escapará tu voz de este estruendo la mía te sigue sin mirar atrás hacia la elegía de nuestro duelo. No me quisiste al principio, yo tampoco al final pero el tiempo nos maldijo y no fuimos quien de olvidar el susurro mortal de tu piel contra mi sed. 

Legión

Nadie navega por la calma del otro, del movimiento nacen las tormentas, estremecimiento irresistible de la misma tierra que domina tus pasos. Ego sum bellum! Nadie sabe a lo que se enfrenta, y sin más, emprenden cálidas idas que terminan en gélidas venidas. Ego sum bellum! Nadie puede verte subir si su propio ascenso  es la neblina misma que cubre sus ojos. Ego sum bellum! Nadie desafía a la misma muerte que robará de tus labios tibio suspiro, término de una vida fatal. Ego sum bellum!  Porque mis células, ya no están en tus células. Y tus dedos nunca han tocado mi sed.

Pólvora y traición.

Si es que, por más que intente evitarlo, la cosa va de dagas. Llevo demasiado abrazándome y ya sabéis que contenerse es siempre un error. Pero de todas formas equivocarme es lo único que sé hacer. Se dice "painting" porque arrancarse trocitos de alma y dejarlos pegados en tela o papel duele más que tú alejándote. Y eso que cada vez tardas más en volver. Aunque luego, siempre acabas trepando por mis trenzas y te encargas de aclimatar mi atmósfera. Supongo que todo ese sufrir adquiere sentido. Cáptame por partes, como a un hematoma que ya amarillea, pero no te sulfures que tampoco quiero verte arder. Te digo que estoy perdiendo el sur. Y crear también es una pésima idea porque creo que ya no sé. Solo sé retorcer palabras hasta que, sin ánimo de evitarlo, consigo que lo digan todo sin que tú te enteres. Ojalá supieras quién eres. Ojalá supiera quién soy. ¿Te imaginas encontrarte entre el mar de nubes? Imagínatelo también por mí. Puede que esta noche te deje ir.