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¿Tú y qué ejército?

Siempre se me ha dicho que nada bueno es recíproco en la mayoría de los casos y que, aun así, la lección es más valiosa que el éxito.
Solo crías dispuestas a abandonar el nido son capaces de despertar verdadera empatía o instinto maternal. La ley de lo efímero.
De lo que no estoy tan segura es de hasta dónde las ideas que mentes ajenas plantan en nuestra sesera son regadas por nosotros mismos. El símil entre la raíz y la cadena es inevitable llegados a este punto.
Tampoco estoy muy segura de que me gusten los grilletes; obvio es que la aversión simplifica todas las demás opciones en cuanto es el paso propio el que los arrastra.
Creo que la resiliencia esta sobrevalorada y ya me he pasado del número de tesis permitidas, pero tengo algunas más. Aunque todas desembocan en el mismo mar, pues de ahí sacas el agua para que las flores, las espinas, las raíces y las ramas florezcan, penetren y perpetúen aquello que hace ser a todo ser.

Quizá el sol, al fin y al cabo, no sea tan necesario como el garrote vil.

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