Qué causa habrá más noble,
que aquella que se llevó a Ofelia.
La que precipitó a Sibyl Vane
más allá de los lazos del aliento.
Qué luz habrá más intensa,
que la que devoraba la conciencia de Gatsby.
Verde, escarlata,
intuición, cromatismo, desdén.
Qué sabré yo de dolor,
si solo conozco el que yo misma me suscito.
Lacerantes incisiones
que liberan gritos de auxilio que nadie quiere oír.
Qué sabré yo de amor,
si todo lo que amé, lo amé sola.
Mi Ligeia murió,
como todas, por crueldad.
Mi Cathy pereció,
en lecho ajeno al de su hogar.
Pero qué sabré yo de muerte
sin concesión a un término rapaz.
Y ahora despierta, Julieta.
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