Ir al contenido principal

Negro es el color.

Si me decís quién soy,
os prometo que dejaré de escribir en este preciso instante.





Pero sabéis que no podéis,
porque ni siquiera sabéis quiénes sois vosotros mismos.

Lo más probable es que suene redundante.

Siempre sueno a la misma nana triste con la que se disuelven todas mis ensoñaciones.

Qué fácil era soñar hace unos cuantos años,
casi como respirar.

Ahora existo. existís: existimos,
por y para recuperar la libertad de no saber.
De ignorar.
De volar.

Mirad en lo que nos hemos convertido,
un compendio de fobias, necesidades y obsesiones.

Lo más triste es que ni siquiera es nuestra decisión;
entendedme, hay cosas que son justificables.
¡Por el amor al arte!

Ojalá fuera este el caso,
la degeneración suele ser hermosa de narrar.

Mas lo único cierto es que se nos obliga a funcionar,
antes que a ser.

¿No creeréis que todos estamos preparados para aprender a sumar a los cinco años?

Decide.

No pienses.

Decide.

Funciona.

Decide.

Pierde.

Decide.

Mutila tu alma.

Decide.

No importa nada,
pero haz uso de tu libre albedrío;
que para algo se te ha otorgado.
Úsalo.
Sé libre.

Pero nunca olvides que necesitas decidir.

Necesitas producir.

Necesitas.

Porque tu necesidad,
perpetúa mi supremacía.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ego sum mors.

¿Es tan diferente?  De una prisión sin barrotes la vida en cursiva sin distracción posible ante el azote del deber, del seguir. Sentencia sin término  y luz sin incendio este fuego quema,  invisible y sin llamas efímero y enfermo. No me quisiste al principio, yo tampoco al final pero el tiempo nos maldijo y no fuimos quien de olvidar el susurro mortal de tu piel contra mi sed.  La redención del inocente que patada tras patada, escondido llora sin prisa, sin demora. Nunca escapará tu voz de este estruendo la mía te sigue sin mirar atrás hacia la elegía de nuestro duelo. No me quisiste al principio, yo tampoco al final pero el tiempo nos maldijo y no fuimos quien de olvidar el susurro mortal de tu piel contra mi sed. 

Legión

Nadie navega por la calma del otro, del movimiento nacen las tormentas, estremecimiento irresistible de la misma tierra que domina tus pasos. Ego sum bellum! Nadie sabe a lo que se enfrenta, y sin más, emprenden cálidas idas que terminan en gélidas venidas. Ego sum bellum! Nadie puede verte subir si su propio ascenso  es la neblina misma que cubre sus ojos. Ego sum bellum! Nadie desafía a la misma muerte que robará de tus labios tibio suspiro, término de una vida fatal. Ego sum bellum!  Porque mis células, ya no están en tus células. Y tus dedos nunca han tocado mi sed.

Pólvora y traición.

Si es que, por más que intente evitarlo, la cosa va de dagas. Llevo demasiado abrazándome y ya sabéis que contenerse es siempre un error. Pero de todas formas equivocarme es lo único que sé hacer. Se dice "painting" porque arrancarse trocitos de alma y dejarlos pegados en tela o papel duele más que tú alejándote. Y eso que cada vez tardas más en volver. Aunque luego, siempre acabas trepando por mis trenzas y te encargas de aclimatar mi atmósfera. Supongo que todo ese sufrir adquiere sentido. Cáptame por partes, como a un hematoma que ya amarillea, pero no te sulfures que tampoco quiero verte arder. Te digo que estoy perdiendo el sur. Y crear también es una pésima idea porque creo que ya no sé. Solo sé retorcer palabras hasta que, sin ánimo de evitarlo, consigo que lo digan todo sin que tú te enteres. Ojalá supieras quién eres. Ojalá supiera quién soy. ¿Te imaginas encontrarte entre el mar de nubes? Imagínatelo también por mí. Puede que esta noche te deje ir.