Hay dentro de mí cosas que yo nunca he cultivado y sin quererlo bebí el vinagre por agua que le diste a mi yo sediento. Poco a poco sale de mí con gotitas de sangre y algo más con tu pelo, tus vaivenes, con tu caminar quizás. El picor en la nariz, la mueca y el mohín, escaparía de entre tus costillas si tus manos no pellizcasen incansables mis cuchillas. Húndeme en pólvora, en hollín, en todo lo que quieras, solo el molde de mis rodillas, de mis mejillas, de mis cosquillas, todas enrojecidas podrá rescatarme de este entorno al que humillas. Lastímera vuelta al punto de partida, al tatuaje de tu espalda, adonde ya no queda vida.
Hombre lobo hombre.