Me pesa la cabeza. Me hunde. Me clava al suelo. Gravedad. Órbitas. Vacío. Las ideas que tienes se pudren entre los límites que te impones. Surges, y sufres, al ritmo de mis canciones. Nébula. Orión. Caleidoscópicas las ilusiones que me metes entre los dientes, donde todo chirría, donde todo se siente. Cartuchos vacíos. Balas huecas. Pólvora seca y traición putrefacta. Quiero verte caer entre sábanas y mantas, cólicos yermos entre lo que dices y lo que matas. Quémame la piel con ácido y yesca, que no me quede nada de lo que ayer se quebraba.
Hombre lobo hombre.